La tríada Estado, Empresa y Sociedad Civil requiere de articulaciones sofisticadas para el desarrollo de sociedades donde la dignidad humana sea el valor sustantivo y la calidad de vida de la gente la prioridad de las políticas públicas y del accionar de las empresas. En esta “cinta de plata”, “vía reggia”, las finanzas tienen un rol diferente. Así como se ampliaron las responsabilidades de las empresas desde la exclusividad económica hacia dimensiones ecológicas y social corporativa, en simultáneo, el ciudadano y la comunidad, demandan racionalidad en las explotaciones comerciales, en el consumo sin abuso, en la salud de las personas, en el respeto de los derechos elementales, etc., y premiarán con su elección las estrategias y cursos de acción de las organizaciones preocupadas por estos cuidados, en beneficio de las poblaciones actuales y futuras.