En un mundo globalizado, donde hay que redescubrir las redes sociales y ordenarlas, vuelve a cobrar vital importancia el Derecho Eclesiástico, y las Américas se destapan como el mejor referente de entorno de adaptación de propuestas y prácticas. El concepto de Derecho Eclesiástico entendido como el conjunto de normas coactivas civiles que regulan la dimensión social del factor religioso ha mutado en las Américas. Las diversas realidades sociales existentes en este continente compuesto por más de novecientos millones de personas, de docenas de razas y colores, cientos de lenguas y religiones, etc., hace científicamente necesario que para el estudio de la relevancia civil del fenómeno religioso se tengan en cuenta otros muchos factores. El trasplante del Derecho Eclesiástico al marco de las Américas como Ordenamiento y disciplina académica es viable, aunque no de forma inmediata y automática. Cierto es que, en buena parte de Latinoamérica cabe tal y como se viene practicando un trasvase bastante mediato, siempre y cuando se observen las obligadas precauciones y peculiaridades locales. Ahora bien, en el conjunto de las Américas resulta un imperativo categórico denunciado desde la década de los 60 atender a las otras antropologías subyacentes, como la indígena y la afroamericana, que forman parte intrínseca de la realidad social de esta parte del mundo. Por otro lado, y desde un punto de vista estrictamente académico, los países angloamericanos, como EE.UU. y Canadá, vienen estudiando la cuestión desde propuestas de la emergente Sociología Jurídica. Luego para abrir el debate sobre todas estas cuestiones y su difícil encaje (regulatorio, académico, etc.), se ofrece este trabajo, como mero punto de partida.